sábado, 4 de octubre de 2008





Con un enorme Moralez, Racing goleó y festejó. Central fue una sombra

Por PABLO VIGNOLA
Chicos de edad pero con el corazón bien grande. Estos pibes que se fueron rodeados por la miel de los aplausos y la ovación que acompañó la goleada de Racing frente a Rosario Central, fueron los mismos que se bancaron hace no mucho tiempo la dura parada de escapar a la angustia. Y los mismos que avanzaron en medio de la oscuridad que cubrió el camino rumbo una nueva competencia que lo esperaba amenazante.
Son los mismos chicos en los que confió el Chocho Llop, aún en medio del fuego cruzado de los cuestionamientos que lo acorralaban esperando su renuncia en el cargo. Sólo con coraje se podía salir de esa encrucijada desoladora, y Racing lo tuvo en su entrenador -piloto de tormentas- y en sus pibes; sembró su paso con el sudor de la vergüenza y hoy, cuando todavía los ecos de la angustia no se acallaron, unos y otros cosechan juntos los frutos de la recuperación.
Con un jugador como abanderado del despertar futbolístico, Racing se abrazó a una goleada incuestionable ante el fantasma de Rosario Central, o lo que queda de él. Maxi Moralez fue la gran figura de la noche. Jugó e hizo jugar, asistencias, un penal fabricado y un golazo a cuenta personal para ponerle la guinda al triunfo que termina de modificar el horizonte de la Academia.
La genética del juego quedó conformada muy pronto. Racing fue, de principio a fin, el dueño de todo: la pelota, los espacios, las intenciones, el espíritu, las situaciones, los goles y la victoria. No hubo que esperar mucho, apenas a que se acomodaran las fichas en el tablero, para que la ambición de Racing cobrara su premio. Y fue Zuculini, con un malambo en la puerta del área para escapar a la marca de cuatro rivales y quedar mano a mano con Broun, el que abrió el marcador con un derechazo letal.
A esa altura, Moralez ya manejaba los tiempos del juego con tiempo para dos aproximaciones muy claras. Racing era más y siguió llegando con Shaffer desde afuera y centro rasante de González que Boggino casi mete en contra.
Hasta que llegó el penal de Zarif a un intratable Moralez. Broun ejemplificó la impotencia de Central y devolvió un botellazo a la tribuna. El asistente lo informó y se fue expulsado. Un minuto fatal para el Canalla que empezaba a entregar toda su resistencia. Moralez transformó el penal en gol (Galíndez entró por Danelón para sacarla de adentro) y fue el principio del fin.
Central tuvo una en los pies de Zelaya quien remató muy débil en una muestra de la tibieza general del equipo. Racing, en cambio, no perdonaba ni cuando pifiaba: centro de Moralez, González no le pega bien cuando pretende rematar al arco y Lugüercio define a un rincón.
Diferencia de tres, irremontable pese al error compartido entre Sosa y Gullotta que terminó en penal y descuento del Kili. Pero ni siquiera ese detalle animó la reacción de la visita.
Racing se perdió varios goles más (Shaffer, González, Yacob y Lucero, uno imposible) hasta que llegó la obra maestra de Moralez para sellar la goleada y embarcar a la gente de Racing en el añorado mar de la ilusión. Corazón para navegar, no le va a faltar.

0 Deja tu comentario aca que es GRATIS: