martes, 28 de diciembre de 2010

Una hinchada comandada por el sentimiento
El 27 de diciembre del 2001, Racing Club se consagró campeón del fútbol argentino y desarrolló un hecho histórico que quedará en la memoria de todos: Llenó dos canchas a la vez, increíble.
Cuando uno se sienta a hablar con un compañero de laburo, familiar, amigo o enemigo que no comparte la pasión de tus colores las palabras son las mismas: Que hinchada que tienen.

Por Leandro Laface
Es una pasión inexplicable, un sentimiento que ningún filósofo podría explicar, el porque a esta locura, el aumento de la hormona futbolera, solamente hay una palabra para describir semejante amor: Racing.

Y ese campeonato sabíamos que había algo especial, había que cortar esa racha de llantos, broncas y peleas con medio país. Te acompañamos a todos lados Academia, no nos importó la lluvia, ni nuestras esposas o novias, solamente importabas VOS.

Pasamos finales, hambre y muchos nervios. Viste cuando te sentás a rendir un examen y te da ese cosquilleo en la pancita que solo un “aprobado” te lo puede sacar, acá pasaba algo muy distinto: Había que escuchar “Racing Campeón” sino más de uno se iba para arriba a saludar a nuestros seres queridos que no se encuentran en este mundo.

27 de diciembre del 2001. Tal vez el día más importante en la vida de algunos, el suceso más feliz, el momento que más soñó el pueblo racinguista, el día que La Academia se consagró campeón.

Y solo entiende mi locura quien comparte mi pasión, nos acercamos a verte en donde sea: La cancha de Vélez, el estadio de Racing, el obelisco, la casa de algún familiar, no podíamos no estar presentes, estábamos sólo por verte a VOS.

Dos canchas se llenaron de pasión, narraban los diarios en sus primeras páginas, la gente de Racing es distinta a todas, nadie en el mundo había completado dos estadios en un mismo día.

¿Locura? Llamalo como vos quieras, la retina de nuestros ojos quedaba maravillada al ver semejante espectáculo. Y llegó la primera alegría de la tarde: centro de Gerardo Bedoya, gol de Gabriel Loeschbor.

La historia comenzaba a escribir sus primeras páginas, los mufas se resignaban a la iluminación de un cabezazo que nadie pudo parar, miles de gargantas se quedaron en mute al gritar de una manera alocada ese tanto que significa un campeonato.

El partido continuó, pero los nervios eran cada vez más intentos, “Terminalo” gritaban eufóricos los hinchas de La Academia.

Pero como se dice siempre, al cuadro de Avellaneda (el de la pasión, no el amargo) le pasan cosas Increíbles y esa tarde no fue la excepción: Chirimbolo. Anda a cag.. diría más de uno, error de cálculos de Martín Vitali y gol de Vélez. El encuentro estaba 1 a 1, Racing, con este resultado seguía siendo el campeón.

No entraba más nadie en la cancha, en las filiales, todos los lugares donde se concentró la gente estaban colmados. Tampoco quedaba ni en espacio ya saben dónde, el cagazo de esos últimos minutos, fue de lo peor de nuestras vidas.

Pero como quien dice la cosa, es más lindo lo bueno cuando te va muy mal y, trasladando a este hecho histórico, fue increíble el desahogo después de tanta malaria.

Y el árbitro del encuentro, Gabriel Brazenas, tocó la melodía más linda que todos queríamos escuchar, unos segundos espero el pueblo racinguista para festejar (no sea cosa que estemos imaginando, confesaban).

Miles de sensaciones sintieron nuestros corazones en ese momento, pensamos en nuestros seres queridos, en todo lo que tuvimos que sufrir, en aquellos que se reían de nosotros, pero lo único que teníamos en mente era ese escudo celeste y blanco con la palabra “Racing” en la parte del norte.

Ese día, con todos los problemas políticos y cacerolazos, el equipo más grande llenaba los hogares de una luz de esperanza, la gente una vez finalizado el partido se dirigía al obelisco para festejar hasta altas horas de la madrugada del 31 de diciembre. Sí, nos íbamos a quedar 4 días festejando, tomando y celebrando.

Se escucha decir en muchos lados que la hinchada no ganas partidos, obvio que no gana encuentros pero sabes qué lindo que es volverte a tu casa sabiendo que hiciste TODO lo que vos podes hacer para que tu equipo se contagie, dejas el alma en la tribuna, recorriste miles de kilómetros solo para escuchar “Y DALE Y DALE Y DALE RACING DALE”, los hinchas de Racing tenemos otro pensamiento, no todos pero la gran mayoría, la nuestra es una hinchada distinta, una muchedumbre que se banca todo, unas personitas que marcan su propio destino al lado de un campo de juego, atrás del alambrado.

Muchas gracias a todos los que formaron parte de ese plantel, gracias a nosotros los hinchas, pero sobre todo muchas pero MUCHAS gracias a vos, porque sos lo mejor de nuestras vidas, porque teniéndote a vos no importa más nada, porque cuando todo va mal vos sos lo único que me mantiene vivo, GRACIAS RACING.


http://racing.com.ar/noticias/nota-final/1643/Una-hinchada-comandada-por-el-sentimiento

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