jueves, 28 de agosto de 2008

De camino a Shanghai Sosa hizo estallar el Cilindro y puso un poco de justicia, al menos un poco, en otra tarde que pintaba para terminar con las manos vacías y la cabeza apuntando hacia arriba, preguntándole al Barba porqué no sale una. Más allá de si se festejó el triunfo como una victoria, lo importante es que el equipo dio más que buenas señales en el momento en el que la gran mayoría estaba escribiendo el certificado de defunción. Racing creció, supo dejar atrás la apática imagen que mostró ante Huracán y fue claramente superior a su clásico rival. No es poco en un fin de semana donde muchos ya le buscaban reemplazante a Llop.
Volvió el Moralez gravitante, desequilibrante y, como lo había expresado en la columna anterior, Racing es distinto cuando él está bien (lástima la lesión). Otra vez los chicos del club se agrandaron ante Independiente, otra vez se cumplió la ley que ante la primera falla hay que ir a buscarla adentro y nuevamente la falta de definición terminó jugando en contra. Sin goles no se gana y si no se gana la Academia nunca podrá despegar. Por eso, hay que sumar de a tres cuanto antes.
Sosa le dio el primer punto en el campeonato, desató el primer grito de gol en el torneo y ojalá su tanto haya sido el punto de partida de una recuperación que se viene postergando desde hace mucho tiempo. Lo necesita todo Racing. Un Racing que debe estar unido, adentro y afuera, como lo demostró el último domingo.

Por Alejandro Bochichio (TyC Sports)

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