El tridente infernal de Racing aplastó a Central con momentos de lujos y elegancia. Florece un candidato.
Cuánto maquillaje tendrá que usar Claudio Vivas para camuflar lo que ya es vox populi. Si hasta mostrando que su Racing aún es un equipo en formación tiene handicap como para golear a un rival complicadísimo como Central por su gran despliegue y terminar sacando a Lugüercio y a Licht para que se ganen el reconocimiento de su público. No hace daño ni es pecado sentirse candidato, al menos creérsela un rato, aunque la humildad de Hauche pida lo contrario. No está mal olvidar la Promoción, aunque todavía no se haya salido de ella, pero hasta el más pesimista de los hinchas se dio cuenta de que este Racing no es el mismo del campeonato pasado. Encontró en Licht a un lateral volante que mostró que es un refuerzo de jerarquía: tiene recorrido, marca, juega, es preciso en los pases, llega a posición de gol y hasta tira uno, dos y tres caños en su debut. Tiene en Bieler a un goleador que también sabe asistir (como en el pase, de zurda, que le sirvió a Lugüercio) y en Hauche a un jugador de Selección que aún sin brillar marca diferencias.
Y todavía es más alentador el futuro de esta Academia porque lejos está de llegar a su techo. Si bien tuvo momentos de lujo, con rabonas de Hauche incluidas, y mostró contundencia en ataque, existieron fallas, grietas en defensa y, por momentos, los delanteros quedaron demasiado aislados. A Falcón, en su función de volante mixto, le alcanza para darle algo de criterio al mediocampo pero no para ser el nexo con el tridente. Y la línea de tres sufrió sofocones cuando Mercado perdió seguido la espalda con Gervasio Núñez y Wagner mostró imprecisiones. También es valioso reconocer que le ganó a un rival que si bien está plagado de pibes, no son bebés de pecho. En el último campeonato sacaron 31 puntos y su juego, basado en la presión y asfixia, encuentra en Gómez y Núñez a dos talentosos que en los primeros 15 minutos de partido borraron de la cancha a la peligrosa ofensiva local.
Entre tantos aspectos positivos es difícil no entender la ilusión generada en Avellaneda. Un equipo que en los últimos torneos se acostumbró peligrosamente a perder, ahora está tuneado y arrancó goleando. Quizá sí haya sido desmesurado el grito de "se viene el Racing campeón" que se escuchó cuando la goleada ya estaba consumada. Pero quién puede ser capaz de poner paños fríos a una ilusión que comenzó a recoger adeptos dentro del campo de juego. ¿Se animará Vivas a reconocer el papel protagónico que este Racing ya asumió como propio? Al fin y al cabo, lo desolador sería que, luego del debut, su equipo fuese candidato sólo a pelear por zafar de la Promoción.
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