De lo mucho leido ayer en los foros, rescato y comparto un cuento que pusieron en la RacingNet:
La Creación
Dedicado a vos, que estás tan loco como yo.
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Dicen que al principio no había casi nada, que todo lo que hoy es, era una pelotita muy dura que de golpe estalló y comenzó a expandirse. Millones de años después le pusieron de nombre universo, pero no pudieron explicar como fue que empezó. Hasta hoy.
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Resulta que había un pibe al lado de la pelotita y la pinchó. Era chiquito, no sabía que no debía hacer algo así... ¡¿Cómo iba a pinchar una pelota?! Pero lo hizo y ya no tuvo con qué jugar. Y dejó de ser un gigante para esa pequeña pelotita, porque cuando ésta estalló, creció y creció, y se hizo mucho más grande que el pibe.
Resulta que había un pibe al lado de la pelotita y la pinchó. Era chiquito, no sabía que no debía hacer algo así... ¡¿Cómo iba a pinchar una pelota?! Pero lo hizo y ya no tuvo con qué jugar. Y dejó de ser un gigante para esa pequeña pelotita, porque cuando ésta estalló, creció y creció, y se hizo mucho más grande que el pibe.
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Una estrella por acá, tres planetas por allá, una constelación a la derecha, dos galaxias a la izquierda... El pibe se había mandado el moco de pinchar la pelotita y ya no tenía con qué jugar. Andaba dando vueltas por ahí viendo cómo se armaba ese universo que tan grande le quedaba.
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¡Un planeta Tierra para la Vía Láctea !
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Ese le gustó. Había crecido un poco, así que se puso a jugar con cuidado con su nuevo chiche. Había un líquido cubriendo parte de la superficie de ese planeta, y había tierra a los costados. Él tocaba la tierra y metía la mano en el agua, revolvía y revolvía, y tanto revolvió que un día salió caminando un bichito.
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¡Estaba chocho! No podía creer lo que había logrado. Y mientras el bichito se multiplicaba y transformaba un poco, el pibe ya estaba más grande y había desarrollado la veta artística. Ese planeta estaba bueno, el tema de la vida era interesante, pero le daba miedo seguir metiéndose. Entonces se puso a pintarles un cielo a esos seres vivos que tanto lo divertían. Les quería hacer algo lindo. Estaba muy contento con ellos así que el día de la gran obra eligió lo mejor que había, lo que más le gustaba.
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Puso una atmósfera, para que desde la Tierra el cielo se vea celeste. Y agarró agua y la puso a calentar, hasta que tuvo el vapor suficiente como para terminar la obra. Puso unas nubes blancas junto al cielo celeste. Para que de esas nubes lloviera y sus amigos de la Tierra pudieran seguir viviendo, para que siempre vieran los colores más lindos que encontró...
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Buscó y buscó otro Sol. No le gustaba que existiera la noche, que el celeste y blanco se perdiera de vista durante medio día. Pero era joven todavía y no tenía mucha fuerza como para acercar otra estrella a iluminar el otro lado de la Tierra. Ya se le iba a ocurrir algo, pero mientras tanto estaba contento: sin falta, todos los días, su obra se veía.
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Todo siguió así mucho tiempo más, él crecía y venía viendo la Tierra llena de dinosaurios. Y le pareció que no valoraban su obra, que a los dinosaurios les daba lo mismo que el cielo fuera celeste y blanco o de cualquier color... Y con el ego herido y la bronca brotándole por todos lados, manoteó tremendo meteorito y lo estampó de un saque contra la Tierra. Chau dinosaurios.
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Y chau pibe. Porque se fue a hacer una gran siesta a ver si se le pasaba la bronca.
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Durmió un montón de millones de años. Se despertó con el llanto de un bebé que recién nacía. Miró bien y lo entendió. ¡¿Cómo no iba a llorar?! Si era un asco el color que lo cubría… Había aparecido una nueva especie y le caía bien. Le hubiera gustado elegir el color de la sangre de esta gente, pero había estado durmiendo y ya no podía hacer nada.
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Pero se prometió salvar a algunos. No sabía cómo, pero ya se le iba a ocurrir. Y se quedó mirando. Seguía creciendo, ya se estaba poniendo viejo. Y algo lo llenó de entusiasmo: un día vio a unos seres de esa especie tan simpática pateando una pelota como la que él tenía cuando era chico... Y siguió mirando y eran cada vez más los que se divertían con ese juego, y adonde sea que fueran por el planeta llevaban su pelota o se las ingeniaban para armar una y enseñarle a los demás a jugar.
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Ya estaba viejo. Estaba entusiasmado con el fútbol, le gustaba verlo, tenía ganas de jugarlo, pero no podía, no desde allá arriba. Y tampoco en ese estado y con sus años. (Aparte no le gustaba ninguna camiseta).
Ya estaba viejo. Estaba entusiasmado con el fútbol, le gustaba verlo, tenía ganas de jugarlo, pero no podía, no desde allá arriba. Y tampoco en ese estado y con sus años. (Aparte no le gustaba ninguna camiseta).
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Era 1903. Y ese pibe que perdió la felicidad al pinchar ese globo que contenía todo, el que sin querer puso a funcionar el universo, se estaba por morir sin volver a ser feliz. Le quedaba mucho por hacer... Solucionar el tema del color de la sangre humana, hacer que el cielo se vea celeste y blanco también de noche...
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Pero ya no tenía fuerza para seguir viviendo. Habían pasado muchos años... Ya no daba más. Y sin embargo un día un grupo de gente lo alegró. Como siempre, él estaba espiando a su planeta favorito y se encontró con unas miradas. Allá en la Tierra estaban armando algo, y esos ojos apuntando al cielo le indicaban que estaban eligiendo los colores de su obra. Cuando escuchó que lo que estaban inventando era un club de fútbol, color celeste y blanco y de nombre Racing... Se quiso morir. Era la única forma de seguir viviendo.
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Y se murió, para nacer en el alma de cada racinguista. Ese pibe que jugaba a la pelota en el principio de los tiempos decidió bajar a la Tierra. Vivir para siempre en el alma celeste y blanca que compense con creces ese error en el color de la sangre, jugar miles de veces a la pelota, como cuando era chico, ahora como parte de cada chico que naciera de Racing.
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Pasó más de un siglo y ese pibe es miles de almas, pero uno a la vez. Es Racing, el mismo de siempre, el que está destinado a sufrir y a ser feliz, el que nos quiere, el que nos salva, ese que llevamos dentro. Es el que no pudo hacer que el cielo se vea celeste y blanco de noche, pero que siente que cuando las luces del cilindro iluminan las miles de camisetas académicas, ya no importa de qué color es el cielo nocturno, porque entre trapos y camisetas, surge un nuevo inmenso cielo en plena Tierra… El que dejó de ser gigante cuando la materia de la pelotita empezó a expandirse, hoy vuelve a serlo, por ser tan importante para tanta gente.
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Ese pibe que echó a andar el universo hace millones de años, hace más de un siglo que es Racing.
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O tal vez, desde el principio, siempre lo fue.
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O tal vez, desde el principio, siempre lo fue.
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Se extiende el misterio sobre los once de Racing
Russo hizo pruebas y no definió cuál será el equipo académico
Russo no suelta prenda.
El misterio y la incertidumbre se apoderó de Racing. Porque a los cortocircuitos entre los hinchas y los jugadores, ahora se suma la postura del técnico, Miguel Angel Russo, quien decidió mantener el hermetismo en relación a la formación que colocará mañana frente a Newell’s, en un encuentro correspondiente a la undécima fecha del torneo Clausura, que se disputará en Avellaneda, desde las 15.10, con arbitraje de Carlos Maglio.
Es que en la práctica de ayer por la mañana, en Avellaneda, el plantel hizo trabajos de defensa y ataque, pero como Russo alternó a todos los jugadores, no existen certezas sobre la alineación titular para jugar ante Newell’s. Además, en el único ensayo formal de fútbol que hizo el equipo, el miércoles a la tarde, el entrenador no dudó en realizar diversas pruebas, algunas de las cuales llevó a que varios referentes del equipo, como Yacob y Bieler, quedaran, en algunos momentos, afuera de la formación.
Entonces, más allá del mar de dudas que baña las cosas de la realidad de Racing, hay que decir que Russo tendría decidido cambiar el sistema, para volver a la línea de cuatro en el fondo. Es que después de la fragilidad que exhibió Racing en los últimos dos encuentros con la línea de tres (perdió ante Argentinos Juniors y Lanús), el técnico quiere reforzar la zona defensiva.
Por eso, lo único que parece estar claro en Racing es que Jorge De Olivera será el arquero, mientras que Gabriel Mercado, Lucas Aveldaño, Matías Martínez y Matías Cahais integrarán la defensa. Y en el mediocampo, empiezan las incógnitas, porque Russo probó varios sistemas, con distintos protagonistas en ellos, y ninguno lo convenció.
Por ejemplo, armó un mediocampo con Lucas Castromán, Bruno Zuculini, Marcos Brítez Ojeda y Braian Lluy, aunque el rendimiento individual y colectivo no lo dejó conforme. Así, después cambió y pasó a un esquema con enganche, colocando en la cancha a Sebastián Rosano, Claudio Yacob y Adrián Lucero o José Luis Fernández, más el juvenil Luis Fariña como enlace ofensivo del equipo.
Encima, el cuerpo técnico no descarta a Juan Carlos Falcón, quien se está reponiendo de un golpe en la cresta ilíaca y mañana será examinado para ver si puede formar parte del equipo en el choque ante Newell’s. En cambio, el que estará afuera del equipo durante dos semanas es el mediocampista Sebastián Grazzini, quien está afectado de por una pubialgia.
Los tres mosqueteros
En la delantera, hay tres candidatos para dos puestos, aunque Gabriel Hauche parece tener un lugar asegurado en la fórmula de ataque de Racing. Entonces, de la pulseada entre Pablo Lugüercio, que se recuperó de un traumatismo en el muslo izquierdo, y Claudio Bieler, saldrá el otro delantero del equipo de Miguel Angel Russo.
Más allá de estas conjeturas, las principales especulaciones llevan a un equipo tentativo que presentaría de dos a tres cambios, en relación al equipo que viene de perder ante Lanús. La formación de Racing sería con Jorge De Olivera; Gabriel Mercado, Lucas Aveldaño, Matías Martínez y Matías Cahais; Sebastián Rosano, Claudio Yacob, Juan Carlos Falcón o Marcos Brítez Ojeda y José Luis Fernández; Pablo Lugüercio y Gabriel Hauche.
Además de estos doce jugadores, Russo citó para la concentración a otros ocho futbolistas. Se trata de Pablo Santillo, Roberto Ayala, Bruno Zuculini, Luis Fariña, Adrián Lucero, Braian Lluy, Lucas Castromán y Claudio Bieler.
Y las especulaciones se multiplican debido a que el técnico Miguel Russo ayer desistió de asistir a la conferencia de prensa que habitualmente brinda dos días antes de los partidos de Racing.
Como había ocurrido en el resto de la semana con los jugadores, el entrenador prefirió evitar el contacto con la prensa, debido al momento complicado que atraviesa Racing, que se mantiene en zona de promoción. “Antes del partido con Boca, Russo no habló y ganamos”, dijo un allegado al cuerpo técnico, entregando un argumento en la desorientada realidad del equipo de Avellaneda.
DURO CLIMA INTERNO
En la jornada de ayer se celebró el 107º aniversario de Racing, por lo que los máximos dirigentes de la Academia asistieron a un acto que se realizó en la sede de Villa del Parque, y en el mismo solicitaron el apoyo de los hinchas, en el momento complicado que vive el club.
“Si querés a Racing, es momento para apoyar al equipo, porque estos son los jugadores y el cuerpo técnico que pueden sacarnos de la situación critica en la que nos encontramos” insistieron las autoridades de la entidad, que definieron esta actitud como “un llamado a la reflexión”.
Hay que recordar que tras el entrenamiento vespertino del miércoles, un grupo de hinchas se autoconvocó en Avellaneda y les hicieron llegar una carta a los jugadores, que en parte de su texto decía lo siguiente: “Seguiremos alentando con la misma pasión, que esperamos ustedes pongan en cada partido. Sabemos que muchos no son hincha de Racing, pero esperamos el máxima sacrificio, porque como todo trabajador, tienen sus derechos y también sus obligaciones.
Comprométanse con estos colores y permítannos ver un buen partido de fútbol, que hace rato no vemos. Esperando puedan revertir esta dura situación, seguimos confiando en ustedes”.
http://www.popularonline.com.ar/nota.php?Nota=506486#
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