miércoles, 2 de marzo de 2011

Además de su capacidad de definición, Teófilo Gutiérrez mostró su devoción por el Señor. “Es el que cuida mi salud y me dio una familia”, agradece el colombiano.

Podrán abrazarlo sus compañeros, felicitarlo o tirársele encima en los festejos. Pero Teófilo Gutiérrez nunca se olvidará de cumplir con algunos de sus hábitos impostergables: se tomará unos segundos para mostrar alguna leyenda referida a su máximo guía espiritual y/o levantará su mirada hacia el cielo, seguramente con sus brazos extendidos. “Todos mis goles se los voy a dedicar a Dios”, cuenta este colombiano que el sábado mostró toda su devoción católica. Después de convertir el primero de sus dos tantos contra San Lorenzo, Teo expuso una remera que le dieron desde el banco, con una inscripción (ver Un Mensaje ).

En su vocabulario, cada pocas palabras el Pescador invoca al Señor, muy agradecido a la ayuda que, según asegura, recibió de su parte durante su existencia. “Dios es muy importante en mi vida. Es el que cuida mi salud y me dio una familia. He pasado momentos difíciles y él siempre estuvo conmigo”, agradece. Una de esas etapas duras, por ejemplo, fue cuando la plata escaseaba en la familia y debió aportar lo suyo como trabajador en una pescadería de Barranquilla: “Como mi padre no ganaba mucho, hasta el 2005 colaboré con él y cargaba pescado con el sudor de mi frente, siempre tratando de no lastimarme las manos. Lo hice hasta que fui jugador profesional”.

También exterioriza gratitud por haber logrado alejarse del fútbol turco (estuvo en el Trabzonspor), donde la pasó mal. “Fue muy complicado estar allá. Por el idioma no nos adaptarnos al país y mis hijos no podían estudiar. Pero gracias a Dios vine a la Argentina, a una de las mejores ligas del mundo”.

Tal vez impulsado por la fuerza celestial que dice recibir desde arriba, Teo es dueño de una autoestima tan grande como la eficacia que dejó sentada frente al arco. A menudo se jacta de sus condiciones: “Soy un gran profesional y me gustaría demostrar que puedo ser uno de los jugadores más importantes del equipo”. Con referencia al codazo que le aplicó Cristian Tula, a quien tildó de muy sucio y con mala fe, volvió a pedirles a los árbitros que “tienen que cuidar a los buenos jugadores”. De esa manera, se incluyó en esa línea de futbolistas. Amor propio le sobra...

“Somos once guerreros, todos debemos aportar para el equipo. Tengo mucha confianza, sabiendo que puedo darles mucho a mis compañeros que confían tanto en mí como yo en ellos”, agrega, embalado tras el gran triunfo en el clásico del que fue figura. “La gente paga su boleta para disfrutar del buen fútbol, para ver ganar a su equipo. De modo que nosotros -promete- vamos a intentar demostrar que estamos pasando por un buen momento, que el grupo es muy unido. Esto recién arranca, pero no vamos a regalar nada”. Y convocó a la gente: “De locales habrá que tener jerarquía. Y lo haremos con un jugador más: la hinchada.Espero que llene el estadio, que sepa que somos buenos jugadores”.

Lo afirma Teo, que no es ateo. Un creyente del gol.

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