viernes, 11 de diciembre de 2009

-Señor.
-¿Qué pasa, Pedro?.
-Hay un espíritu afuera. Quiere entrar.
-No puedo creerlo. Hace mucho que nadie aparece con esas pretensiones. A lo sumo podrá ser aceptada su admisión en el Purgatorio, pero aquí, de ninguna manera.
-Insiste.-Tendrá sus motivos.
Ve y pregúntale.
San Pedro se dirigió a la puerta. Interrogó al alma. Regresó ante Dios quien levantó una ceja.
-¿Y bien?.
-Dice que murió en situaciones confusas. Se cayó de un tren, o lo empujaron... no lo sabe bien.
-Bueno, eso es algo, pero de ahí a querer venir derecho al Cielo... habrá cometido pecados.
-Tenía veintiún años...
-Joven... pocos pecados... ¿algún otro atenuante?.
-Era argentino.
-Ah... pobre... ya casi tiene el Cielo ganado, ha expiado buena parte de sus pecados en vida. ¿Qué fecha es allí hoy?.
-Veintiocho de octubre del año 2001 de su Encarnación en la Tierra.
-Bien. Vamos a someterlo a una prueba. Eso decidirá su futuro. Hazlo Pasar.
San Pedro regresó a la puerta.
-Pasa, el Señor te espera.
-Gracias.
El espíritu entró a la antesala del Cielo. Temblaba. Dios era imponente.
-¿Nombre?.
-Fernando Incarbone.
-Se ve que eres argentino, estás vestido de celeste y blanco. Eso es fanatismo. Los fanáticos no entran.
-No, Señor, soy argentino, pero estoy vestido así porque soy de Racing.
-¿De Racing?.
-De Racing.
-Dios mío- dijo Dios.
-Eso- agregó el Espíritu.
-Muy bien. Te he de someter a una sola prueba. Si la pasas, el Cielo es tuyo.
-Adelante. Soy de Racing.
-Y claro, si es de Racing- agregó San Pedro.
-Suponiendo que tu accidente haya sido una mala acción de otro ser humano, ¿Querrías que se lo juzgue como corresponde?.
-La verdad es que no me interesa... si alguien me empujó, incluso si quiso matarme, le alcanzará su propia consciencia como castigo. Su desdicha no constituirá mi dicha.
-¿Qué quieres entonces?.
-¿Puedo pedir un deseo?.
-Sí, pero ten en cuenta que de acuerdo a lo que pidas se te designará el destino- advirtió San Pedro.
- Entonces no me importa ir al Cielo o al infierno, aunque me disgustaría mucho terminar con los rojos.
-Tu deseo, espíritu, que no tengo toda la eternidad para escucharte.
-Racing Campeón.
-San Pedro miró a Dios que estudió en su computadora una serie de posibilidades.
-Sea, alma en pena, Racing saldrá campeón el 27 de diciembre de este año, tendré que suspender un par de fechas antes, hacerlos sufrir un poco, pero es Argentina, tú sabes...
-¿Saldrá campeón?¿Saldra campeón?- preguntó el hincha, ansioso.
-Saldrá campeón- tranquilizó Dios.
-¿Y qué hacemos ahora con el espíritu?- preguntó San Pedro
-¿Infierno?¿Purgatorio?.
-No. Déjalo pasar.
-Pero... ¿Acaso eso no es fanatismo?.
-No, Pedro... Eso es amor. Un alma que ama tan profundamente como para no importarle la condena eterna no merece el infierno, ni siquiera el Purgatorio. Déjalo pasar.
San Pedro abrió la Gran Entrada, la que conducía a la felicidad.
-No hay caso- pensó Dios
-Siempre que aperece un hincha de Racing me enternezco.

Fernando Incarbone: la sonrisa amplia, la aureola sobre su cabeza, las alas incipientes atravesó las puertas, convirtiéndose en ángel.

Fallecido como consecuencia de un accidente, aparentemente resbaló del escalón mojado por la lluvia de un vagón del tren que lo trasladaba a La Plata junto a la hinchada de Racing (28 Oct 2001).

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